"Liberal es el que defiende para el estado lo que quiere para sí mismo y su familia. Libertad y Oportunidad. Los intervencionistas piden para el estado lo que jamás se atreverían a hacerle a sus hijos, endeudarse, gastar por encima de las posibilidades y pasarle la factura a sus nietos. Un liberal es aquel que defiende un modelo de sociedad abierto, con bajos impuestos y meritocracia, que permite a las personas y empresas crecer y ser solidarios sin imponer el paternalismo asistencialista. Que incentiva el progreso económico desde la eficiencia y la libertad."
Soñé con ser marino y recorrer el mundo, pero me tuve que conformar con leer, viajar y observar.
lunes, 24 de noviembre de 2014
jueves, 20 de noviembre de 2014
domingo, 16 de noviembre de 2014
España, un país low cost

La respuesta a esta cuestión no es fácil ni cómoda, salvo para aquellos que se empeñan en ver el mundo con un enfoque monocromático, tanto da que sea rojo como azul, que son los mismos que casi siempre recurren al análisis de trazo grueso, maniqueo y cicatero para explicar el mundo. Porque en realidad esa respuesta es amarga y triste por afirmativa.
Sí, estamos saliendo de la crisis. Aunque el paro siga siendo elevado, aunque muchos jóvenes de este país se hayan quedado fuera tanto del sistema educativo como del mundo laboral, aunque para aquellos que desempeñan trabajos poco cualificados el tener empleo no sea ya garantía de obtener unos ingresos suficientes como para poder vivir con dignidad...
Porque en realidad lo que ha ocurrido en estos años no es solo que estemos sufriendo una crisis económica, sino que nuestro sistema productivo, nuestro modo de vida incluso, se ha transformado.
En los tiempos anteriores a la crisis España conoció uno de los periodos más largos de desarrollo económico de su historia contemporánea: crecimiento del Producto Interior Bruto, redistribución de la riqueza, desarrollo acelerado de las infraestructuras, aumento de la población gracias a un constante flujo migratorio, reforzamiento de la clase media, apertura a los mercados exteriores, flexibilización de la economía, incremento de la renta disponible para los asalariados, etc., etc., etc.
Sin embargo, la lista de cosas que no hicimos en esos años también fue larga: nos centramos como país en actividades económicas intensivas en mano de obra pero de baja productividad y poco valor añadido (turismo, industria ligera, servicios vinculados al consumo interno, industria agroalimentaria...), no fomentamos el ahorro, no cuidamos el capital humano, no invertimos en investigación, no mejoramos el sistema educativo, no aumentamos la productividad de nuestras empresas, dejamos que el gasto no productivo de las administraciones públicas creciera sin control...
Así, cuando la crisis de 2007 estalló a nivel global España ya se había transformado en el paraíso del consumo a crédito, expuesta a los mercados exteriores, y con un exceso de liquidez en manos de los particulares. Vamos, que nuestro país se había convertido en uno de los mejores ejemplos de sociedad consumista en Europa.
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