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miércoles, 23 de abril de 2025

El choque entre USA, Europa y China



Estados Unidos desde que Donald Trump accedió por segunda vez a la Casa Blanca en enero de 2025 acusa al resto del mundo de comportarse de manera desleal en materia comercial, y afirma que desde hace décadas las importaciones norteamericanas superan a sus exportaciones debido a las trabas injustas que sus socios comerciales le imponen a sus bienes y servicios mediante la aplicación de aranceles y barreras regulatorias contrarias a la libre competencia, y que esta situación genera en los Estados Unidos pérdida de tejido industrial, destrucción de empleo, reducción de ingresos fiscales, déficit público y sobreendeudamiento del país.

Europa se queja de que los Estados Unidos quieren obstaculizar sus exportaciones con aranceles y otras restricciones proteccionistas contrarias al libre comercio y acusa a las empresas tecnológicas y de comercio electrónico norteamericanas de vulnerar la legislación europea sobre la privacidad y la protección de datos de los ciudadanos, pero al mismo tiempo critica a China y a los países en desarrollo por la competencia desleal que supone inundar el mercado europeo con productos baratos debido a la ausencia de protección social, los bajos salarios, y los nulos requisitos medioambientales existentes en los países productores fuera de Europa.

China por su parte protesta por las restricciones que el resto del mundo pretende aplicar a sus exportaciones, pero al mismo tiempo pone todas las dificultades posibles a las empresas extranjeros que intentan vender sus productos y desarrollar sus negocios en el mercado chino y limita cuanto puede la actividad de los inversores extranjeros que pretenden establecerse en China, y para ello ha establecido una maraña de trampas regulatorias y burocráticos que hacen en la práctica imposible que los extranjeros puedan actuar en el mercado chino en condiciones si quiera parecidas a las que las empresas chinas disfrutan en el resto del mundo.

Podría pensarse que cada uno de estos tres grandes actores económicos se queja de los agravios económicos que el resto del mundo le inflige y de las injusticia que sufre en materia comercial, pero igual lo que subyace en todo esto es más bien que cada uno de estos bloques lo que pretende es echarle la culpa al resto del mundo de sus errores y sus carencias.

Estados Unidos ha perdido competitividad en materia industrial porque sus productos son de peor calidad que los de la competencia, porque sus costes salariales son excesivos, y porque décadas de deslocalización buscando el beneficio fácil han debilitado su tejido productivo.

Europa ha perdido atractivo desde un punto de vista económico por sus excesos en materia de regulación, que encorsetan la actividad de sus empresas y someten la producción de sus bienes y servicios a una maraña de normas medioambientales, fitosanitarias, de protección de datos, de gobierno corporativo, fiscales, laborales y de seguridad que llegan a hacer inviable la innovación y acaban con la competitividad.

China se ha convertido en las últimas décadas en un gigante económico gracias a su eficacia productiva y a su dinamismo tecnológico, pero ese crecimiento material no se ha trasladado al ámbito social, por lo que la falta de democracia, de seguridad jurídica, de transparencia, de un marco apropiado de buen gobierno y de un sistema de libertades lastran al país y le hacen incapaz de ofrecer unas condiciones de vida y de desarrollo personal comparables con las existentes en el mundo occidental.

Antes de echarle la culpa a los demás por lo que nos pasa deberíamos mirarnos al espejo y cambiar lo que no hacemos bien...



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