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jueves, 2 de julio de 2015

Crisis en Grecia: ¿drama o chantaje?

 
En estos días Europa asiste, entre atónita y hastiada, a un nuevo episodio de la interminable historia del drama de Grecia, consistente en la constatación de la persistente y rotunda incapacidad de ese país para salir de la crisis económica que le castiga desde hace más de un lustro, la imposibilidad de devolver los miles de millones de euros con los que Europa ha intentado insuflar oxígeno a la sociedad y las finanzas helenas, y el sufrimiento que lacera a amplias capas de su ciudadanía, y que la ha llevado a la frustración y la desesperanza más absolutas.
 
El desencadenante del hasta ahora último acto de esta historia ha sido el agotamiento del segundo rescate financiero de la Eurozona a Grecia, la caída en mora del país, el riesgo aparentemente inminente de que Atenas no pueda seguir atendiendo a sus más elementales compromisos financieros (pensiones, sueldos de funcionarios, intereses de la deuda…), y sobre todo la respuesta desleal y populista que el gobierno de Alexis Tsipras y SYRIZA ha dado a este apocalíptico escenario, consistente en levantarse de la mesa de negociación con la Eurozona y convocar por sorpresa una especie de referéndum plebiscitario a través del cual pretende escenificar un aquelarre con el que responsabilizar a Europa de todos los males de Grecia, sin excepción, y a la vez chantajear a las instituciones y a los ciudadanos europeos con el daño colateral que acarrearía el hundimiento final de Grecia si Europa no se rasca de nuevo el bolsillo para salvar una vez más al país y sacarlo del atolladero en que se encuentra, a saber: la puesta en cuestión del futuro del euro, y aun del propio proyecto europeo; la inestabilidad absoluta en los mercados financieros; la subida de tipos de interés y el encarecimiento de la financiación en Europa; y en última instancia el riesgo de un efecto dominó mediante el cual la onda expansiva del terremoto económico e institucional que está hundiendo a Grecia pudiera llevarse también por delante a los eslabones más débiles de la cadena del euro (por supuesto a Portugal e Irlanda, y, ¿por qué no? en un determinado momento quizá también a Italia, y aún a la propia España…).
 
Ante este panorama, un sector de las instituciones europeas ya ha empezado a maniobrar para buscar un compromiso que poder ofrecerle a Alexis Tsipras y a SYRIZA, y desbloquear así la situación. De esta forma, algunos pretenderían conjurar el mal mayor (el Armagedón definitivo en la Eurozona a cuenta de la crisis griega…) asumiendo el mal menor, y comprar con dinero (con más dinero… y van ya 315.000 millones de euros prestados por los acreedores internacionales a Grecia, con lo que cada ciudadano griego toca de media a casi 30.000 euros de deuda a sus espaldas…) el que el gobierno de Atenas no lleve a su pueblo al suicidio económico y se lance a la suspensión de pagos siguiendo la estela que en el pasado ya recorrieron naciones tan reconocidas por su fortaleza económica e institucional (???) como La Argentina, Nigeria, Ucrania o Turquía.
 
Y estos biempensantes no están solos, porque un número no desdeñable de ciudadanos europeos (unos cuantos de ellos españoles) tienden a pensar que lo que está ocurriendo en Grecia es una especie de versión macroeconómica de las plagas bíblicas, que castiga injustamente a los griegos por unos pecados que ellos no han cometido (quizá sí sus políticos, sus empresarios, sus oligarcas, sus clases dirigentes en definitiva, pero no los ciudadanos…), por lo que nuestra obligación moral es asistirlos y salvarlos de la tragedia en que se ven inmersos, cueste lo que cueste.
 
Toda esta interpretación seráfica del drama griego, visto como una especie de lucha desigual entre el mal absoluto personificado en las clases dirigentes y el bien absoluto encarnado por los ciudadanos de a pie, resultaría estupenda y desde luego muy tranquilizadora para nuestras conciencias. Eso sí, si fuera verdad.
 
Porque lo que ocurre en realidad, al menos desde mi punto de vista (los que me seguís ya me conocéis: liberal converso y por tanto recalcitrante donde los haya…), es que Grecia y los griegos están donde están como consecuencia de cómo se han gobernado a sí mismos durante décadas. Y lo que las instituciones europeas (y los biempensantes que les rodean…) deberían hacer es medir las consecuencias de su buenismo y, de paso, ocuparse de proteger al conjunto de los ciudadanos europeos, no vaya a ser que al final salgamos todos (los griegos, pero también el resto de los ciudadanos de la Eurozona…) trasquilados de este trance.
 
Y en este sentido, a quienes aquí en España critican a Angela Merkel (y al Eurogrupo, y al Banco Central Europeo, y al Fondo Monetario Internacional, y a cualquiera que huela a economista mínimamente ortodoxo…), a aquellos rechazan el denominado “austericidio”, a quellos que apoyan apasionadamente a Alexis Tsipras y a SYRIZA, y que están totalmente a favor de la condonación de la deuda griega que propone Atenas, a todos ellos me gustaría, para empezar, preguntarles un par de cosas:
  • Si sus aspiraciones se hicieran realidad, ¿son conscientes de que por ejemplo España y los españoles dejaríamos de recuperar la deuda pública griega en manos del Estado español, y que la broma nos podría salir por aproximadamente unos 26.000 millones de euros?
  • Si eso ocurriera, ¿en dónde exactamente propondrían ellos que recortáramos esos 26.000 millones de euros a fin de compensar la pérdida que eso supondría para España? ¿En sanidad? ¿En educación? ¿Quizá en pensiones?
 En realidad, lo que los ciudadanos de la Eurozona deberíamos hacer es aparcar de una vez el beatífico buenismo naif que tanto nos gusta practicar de vez en cuando, y empezar a reclamar a nuestras instituciones y nuestras autoridades que hagan su trabajo, que dejen ya de actuar con tanta debilidad en la gestión de la crisis griega, y que no sigan contemporizando con el chantaje permanente y el comportamiento errático del gobierno de Atenas.
 
Por el contrario, los ciudadanos europeos deberíamos ser los primeros en exigir a nuestros gobiernos que impusieran el rigor y la seriedad en la relación con Grecia, y que no se olvidaran de que su obligación como servidores públicos es en primer lugar, y antes que nada, protegernos a nosotros y a nuestros intereses.
 
Sí, el primer objetivo de las instituciones europeas en la gestión de esta crisis debería ser protegernos: salvaguardar nuestros ahorros y nuestras pensiones; tratar de evitar por todos los medios que las locuras helenas en materia económica contaminen y deterioren nuestras cuentas públicas y hagan desbocarse el coste de financiación de nuestra deuda; hacer todo lo posible para conjurar el riesgo de que se dispare la inflación, se hunda el valor del euro, y nuestros ahorros se evaporen; en última instancia, evitar que Alexis Tsipras y SYRIZA nos arruinen a todos.
 
A fin de cuentas, el resto de los europeos no tenemos por qué pagar de nuestro bolsillo las consecuencias de décadas de derroche y fiasco económico de Grecia, ni el populismo de Alexis Tsipras y SYRIZA, ni tampoco la complacencia de amplios sectores de la sociedad griega con políticos que les han robado y les han llevado a la ruina.
 
Por su parte, Grecia y los griegos tendrían que dejar de seguir negando la realidad de su país comportándose como adolescentes, y tendrían que empezar a acostumbrarse de una vez a pagar sus facturas con su propio dinero.
 
Porque, como dijo el poeta griego Homero allá en el siglo VIII antes de Cristo, "La juventud tiene el genio vivo y el juicio débil", y esto aplica tanto para los jóvenes biológicos como para los de espíritu, también en política y en economía...
 
 
 

6 comentarios:

  1. A mí, más que liberal, me parece un planteamiento ultraliberal, con el que no estoy de acuerdo.

    Pero, aún discrepando de la doctrina, coincido en que, en términos generales, uno no debe vivir por encima de sus posibilidades, ya que eso siempre lleva a la ruina.

    También coincidimos en otra cosa: practicar el buenismo no es bueno. . . pero . . . prefiero practicar el buenismo que el malismo.

    Lo que menos me gusta de este post, incluso menos que el trasfondo liberal, es el tufillo nacionalista que desprende. Yo no soy nacionalista sino internacionalista. No me gusta el nacionalismo vasco, ni el catalán, ni el alemán, ni el mexicano . . . ¡ni tampoco el español!

    Creo que las dos cosas que más muerte y destrucción han traído a la Humanidad (así, escrito con mayúscula) han sido los nacionalismos y las religiones . . . ¡pero eso mejor lo hablamos en un Sanedrín!

    Dicho sea todo cariño.

    ¡Con mucho cariño!

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    1. Hola Manolo,

      ¡Muchas gracias por tu comentario!

      Al respecto, tienes razón en que el punto de vista del post es liberal (confieso mi culpabilidad...); es una cuestión ideológica y de posicionamiento personal.

      Sin embargo, he de decirte que no entiendo por qué dices que el texto tiene también un enfoque nacionalista. De hecho, una de las cosas que pretendo poner en cuestión es la aproximación nacionalista que los griegos sí le están dando a su crisis (y a la gestión que de la misma se ha hecho desde Europa...), buscando permanentemente culpables fuera de Grecia, y mezclando la situación actual con el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial, la invasión alemana de su país, etc. etc. etc.

      ¿Me podrías aclarar, por favor, dónde ves elementos nacionalistas en el texto? Si hace falta con mucho gusto lo retoco, porque en ningún momento he pretendido que suene nacionalista.

      Un abrazo,

      Carlos

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    2. Sin entrar en párrafos concretos del texto, percibo, puede que equivocadamente, un enfoque nacionalista general. Me refiero a que se marcan mucho las fronteras. Caricaturizo: “Los mamones de los griegos tienen un problema y nos están fastidiando a los españoles y, sobre todo, a los alemanes, . . . “.

      Si creemos en la Unión Europea ese planteamiento me parece obsoleto.

      ¡Vale! Admito que Europa es un club privado y que sólo tienen derecho a beneficiarse de sus privilegios los miembros del club. No creas que me gusta admitir esto, pero lo admito para que no me acuses de buenista. ¡Reconozco que Europa no puede arreglar ella sola todos los problemas del mundo! . . . pero, seguro que tú también lo crees, Europa tiene suficiente peso internacional como para intentar que las cosas mejoren fuera del club, ¡por lo menos intentarlo! . . . pero eso sería otro tema.

      Lo que digo es que Grecia, sea como sea, ya está dentro del club, así que tenemos un problema que resolver entre todos. Obviamente el actual gobierno griego se equivoca, es prepotente, populista y culpable, en buena parte, de la situación crítica en la que se encuentra su país en este momento. Tenemos que ser duros con ellos y obligarles a que cumplan las normas del club, porque si no esto va a ser un cachondeo. Pero no me gusta, porque creo que es injusto, culpabilizar a todo el pueblo griego de la situación que vive el país. Como tampoco me parecería justo culpabilizar a todo el pueblo de . . . Somalia, por decir algo . . . de la todavía más calamitosa situación en la se encuentran, pero . . . rectifico . . . ¡que ya estoy otra vez saliéndome del club!

      Cuando España entró en el club, recuérdalo, hubo muchos miembros que ponían serias objeciones. ¡Y no me extraña! Nuestra incorporación en lo que sólo era una Comunidad de países que no compartían una misma moneda, aún así, nuestro ingreso implicó que una enorme cantidad de millones de libras, francos y, sobre todo, marcos entraran para equilibrar las cosas. Claro que hubo muchos europeos que pensaban: “¡Que se jodan los españoles!”, pero a mí eso no me gustó, como no me gusta ahora que diga “que se jodan los griegos”.

      No me gusta que digas “A fin de cuentas, el resto de los europeos no tenemos por qué pagar de nuestro bolsillo las consecuencias de décadas de derroche y fiasco económico de Grecia”, por esa regla de tres, hace algunos lustros, podríamos haber dicho lo mismo sobre España.

      No me gusta tampoco eso de que “los griegos tendrían que dejar de seguir negando la realidad de su país comportándose como adolescentes, y tendrían que empezar a acostumbrarse de una vez a pagar sus facturas con su propio dinero”, es posible que lo que realmente me disguste sea el tono más que el fondo, porque estoy de acuerdo en que el actual gobierno griego es populista y está adoptando una postura negativa y perjudicial para sus propios interés . . creo que sí . . . creo que lo no me gusta es la generalización en cuanto a que los griegos, por el hecho de serlo, deban ser castigados.

      Ya te decía antes que soy internacionalista. Tenemos todos un problema. Elevando el tiro: No creo que podamos culpar a los somalíes de hoy de la situación en la que viven. . . ¡mejor lo dejo, que ya me estoy saliendo del club otra vez . . . y, además, tengo que irme a comer!

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  2. Siento decirlo, amigo, pero esta vez no me gusta el planteamiento, tampoco el nudo y mucho menos el desenlace de tu articulo. Coincido con Manuel en su tono ultraliberal. Coincido también con él, en que todo lo que escribiré a partir de ahora, es desde el cariño, pero….

    No estoy nada de acuerdo con eso de la "respuesta desleal y populista del gobierno griego”. Al presidente griego los chicos de la Troika (o de la nueva Troika) le intentan hacer tragar una píldora muy amarga y él decide preguntarle a su pueblo, en el que sino me equivoco, reside la Soberanía Nacional. La pregunta es simple: si ellos, el pueblo, están de acuerdo con poner en practicas esas medidas o no. Porque estas medidas a quien mas van a afectar es a los ciudadanos de a pie, esos a los que los políticos se dirigen, pero solo cada 4 años, eh. Creo que en esta Europa nuestra, estamos demasiado mal acostumbrados a que nuestro políticos hagan las cosas sin tomar en consideración la posible opinión en contra de sus ciudadanos. Este tipo de consulta debería ser lo habitual y no lo excepcional, sobre todo cuando se pone en juego la vida (si, la vida, no exagero) de muchas personas normales que viven en Grecia.

    Voy a sacar pecho: yo soy de los que critican a Angela Merkel , al Eurogrupo, al BCE y al FMI. Y mucho. Y los critico por todo lo contrario a lo que apuntas tú. Ninguno de los señores y señoras que engloban estos grupos de poder son unos “economistas mínimamente ortodoxos”. Para mi son unos “cantamañnas de tomo y lomo”. Me parecen unos tahúres de la peor estofa, unos “pretendidamente expertos” en solucionar crisis, que lo único que consiguen es agravarla, a costa de las capas menos afortunas de las sociedades de cada país que intervienen. Y sino como calificarías al grupo de lumbreras que preside la señora Christine Lagarde, cuando en junio de 2013, ya apuntaba en un informe interno estrictamente confidencial: “que la institución subestimó el daño que sus recetas de austeridad causaría a la economía griega, que ha permanecido durante años estancada en la recesión”. Repito: informe interno y confidencial del FMI del 2013. Por cierto, y solo por mencionarlo de pasada, las mismas medidas que se aplicaron en la crisis de Irlanda en 2010 y que tuvieron las mismas consecuencias: estancamiento de la economía, paro y asfixia económica de las capas menos favorecidas de la sociedad.

    Y ahora, 3 años después, en lugar de probar la aplicación de otro tipo de medidas, porque los resultados de la austeridad total ya los conocemos, intentamos darle doble dosis de medicina al enfermo ¿Y nos extraña que el enfermo se rebele y recele del medico? En ese mismo informe los chicos del FMI reconocen que “que la respuesta a los problemas de Grecia ofrecida de forma coordinada con la Unión Europea compró tiempo para limitar la caída del resto de los 17 países que forman la unión monetaria”. O sea, que sacrificamos a los pobres griegos, sobre todo, para que los bancos y cajas alemanes no se fueran al “cagarro”. Y claro, ahora nos rasgamos las vestiduras porque los griegos no quieren aceptar unas medidas cuyas consecuencias ya sabemos. Sin comentarios, amigo, sin comentarios.

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  3. Continuación del anterior comentario:

    Pero claro, también tengo palos para mis amigos los griegos. O mejor dicho para los “economistas mínimamente ortodoxos” del gobierno conservador del señor Kostas Karamanlis que falsifico datos macroeconómicos durante dos legislaturas. Dos legislaturas, que se dice pronto. Y los lumbreras del FMI, BCI, Eurogrupo y todos esos “economistas mínimamente ortodoxos” no detectaron el “pufo”, que va, dieron su beneplácito a los datos durante ¡¡¡ 8 años !!!! arropando y aclamando las medidas tomadas por este “cantamañas” neoliberal. Repito neoliberal.

    Si esto lo hace el gobierno de Syriza y mi amigo Varufakis no quiero pensar lo que hubieron dicho y escrito los defensores del liberalismo. Y repito, ¿los desleales y populistas son los representantes del gobierno que preside Alexis Tsipras, por preguntar a su propio pueblo sobre la aplicación de las medidas económicas que pretenden imponer la Troika?

    Porque, hay que contarlo todo Carlos. Cuando dices que la broma nos puede salir por unos 26.000 millones de euros estas en lo cierto (otras fuentes apuntan a mas de 30.000 millones). Pero hay que tener memoria y recordar porque nos van a pasar "esta factura", ya que una parte importantísima de esta deuda, históricamente estaba en manos de bancos y cajas de Alemania y Holanda. Y estos “ortodoxos economistas” forzaron a traspasar la deuda soberana griega a otros países (principalmente España) a cambio de poder obtener su propio rescate económico.

    Ahora ya se esta hablando de una posible “quita” de parte de la deuda griega. Ahora, entonces no, pese a que grandes economistas mundiales ya abogaron porque esta medida era imprescindible. Entonces, no, porque los que salían perdiendo eran los bancos alemanes, lo vuelvo a recordar. Ahora no importa, total la mayoría de la deuda soberana griega no esta en manos alemanas. Los más damnificados serian los bancos españoles. Esa gente del Sur de Europa. Esa gente que vive por encima de sus posibilidades –esas derrochadoras cigarras- y que dilapidan el dinero que no tienen, para luego apoyarse en el sacrificio y el trabajo de los esforzados europeos del norte -las virtuosas hormigas-.

    Asco de Europa, de FMI, de BCI y de todos esos “economistas mínimamente ortodoxos” que nos traen por el camino de la amargura.

    David Caridad.

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    1. Hola David.

      Gracias por tu comentario.

      La verdad es que no sé muy bien cómo responderte, porque me parece difícil que lleguemos a un consenso.

      Sin embargo, sí voy a hacer una matización a uno de tus argumentos. Hablas del derecho de los griegos a ejercer su soberanía nacional y decidir sobre su futuro desde un punto de vista económico (esto es, si aceptan las propuestas de la Eurozona, si están dispuestos a más recortes, etc.).

      Y te has planteado si 500 millones de europeos deberíamos tener también derecho a ejercer nuestra propia soberanía y decidir si queremos seguir financiando con nuestro dinero, o no, a Grecia?

      Solo se tiene derecho a la soberanía si uno vive en Atenas o Salónica, pero no si uno es de Berlín, Viena, Madrid o Leganes?

      El dinero para rescatar de nuevo a Grecia (y sería la tercera vez, porque no nos olvidemos de que ya llevamos dos rescates y una quita parcial de la deuda griega...) no va a salir de la chistera del BCE ni del monedero de Angela Merkel, sino del bolsillo de los europeos de a pié.

      Un abrazo.

      Carlos

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