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lunes, 15 de febrero de 2016

El bálsamo de Fierabrás y la política



   Los colectivos humanos, que en principio no son otra cosa que una mera agrupación de individuos vinculados entre sí por intereses o sentimientos puntualmente comunes, en ocasiones terminan comportándose como un todo, como si se tratase de una sola persona, compartiendo de manera homogénea ideas, valores, esperanzas y miedos.

Así, mientras en ocasiones los pueblos, como las personas, evolucionan a lo largo de su vida según van ganando en madurez, experiencia y buen juicio, otras veces les da por caer en una especie de regresión mental y sumergirse cada vez más y más en comportamientos adolescentes, alejados de cualquier sentido de la responsabilidad.

Cuando esto ocurre, lo fácil y lo cómodo para una sociedad es escuchar los cantos de sirena de los mercachifles del "esto lo arreglo yo en dos días", que dicen ofrecer soluciones aparentemente perfectas a coste cero para la mayoría, y que de paso, para reforzar su mensaje, suelen vomitar intelectualmente encima de cualquiera que defienda que en la vida, y desde luego en la economía y en la política, no suele haber atajos, y si los hay al final casi nunca conducen a nada bueno, a ningún paraíso, sino al infierno en la tierra.

De este modo, una de las herramientas más utilizadas por estos vendedores de crecepelo económico y político es satanizar al que no piensa como ellos, al que defiende ideas y recetas que no comparten, para, por esa vía, atacar y desacreditar esas verdades alternativas a su "Verdad Absoluta" (así en mayúsculas, sin matices, sin vacilaciones, sin más mínima dosis de autocrítica) que nos pretenden imponer a la brava y sin anestesia, aunque por supuesto (?) afirmen hacerlo por nuestro bien.

Y entonces empieza el aquelarre social mediático. Porque, ¿cómo tienen el cuajo, nos dicen, de cuestionar la "Verdad Absoluta" los que se nos muestran como a todas luces imperfectos y despreciables?

¿Pueden acaso tener razón los insolidarios, los cínicos, o los corruptos? 

Es entonces cuando los mercachifles de la política, los vendedores de crecepelos políticos y sociales le ofrecen a los pueblos adolescentes sus soluciones simplistas, sin contraindicaciones ni efectos secundarios. Y como, por supuesto, condenan a sus adversarios enterrándoles bajo toneladas de excremento social y mediático populista, naif sectario, pues también condenan y satanizan cualquier verdad alternativa a la suya propia. Y a los que no comparten sus ideas les apuntan con su dedo acusador cargado de pretendida superioridad moral, y aireando y magnificando sus defectos (reales o supuestos, tanto da...) lo que en realidad buscan es desacreditar sus ideas e imponer un pensamiento único.

¿Que defiendes el sacrificio y el esfuerzo como palanca para el progreso social? Seguro que eres un carca burgués y casposo, como también lo son tus ideas.

¿Que estás a favor de la austeridad económica y de que no vivamos por encima de nuestras posibilidades? Pues como eres un corrupto, tus ideas también lo son y no valen, y ni siquiera deben ser contempladas como alternativa.

¿Que piensas que en nuestra sociedad se han perdido los valores en la educación, y consideras que el mérito y el esfuerzo deben servir como palanca del desarrollo personal y del progreso social? Seguro que en realidad eres un retrógrado y, aun más, un fascista.

Para más de uno sería muy gratificante, muy tranquilizador, que existieran "Verdades Absolutas" fáciles de explicar, sencillas de aplicar y de éxito garantizado, sobre todo si también nos aseguramos de que las aplican los buenos y nos sirven para aislar a los malos.

Pero claro, como aprendimos leyendo a Miguel de Cervantes -este año celebramos el cuatrocientos aniversario de su muerte-, el bálsamo de Fierabrás en realidad no existe, Dios (o La Vida, o el Destino...) escribe recto con renglones torcidos, y la razón y la verdad no son patrimonio de los perfectos, que, como Don Quijote o Savonarola, podrán ser adorables u odiosos, pero a largo plazo no suelen traernos nada bueno.


1 comentario:

  1. Tengo sentimientos encontrados con este post.

    Yo también defiendo el sacrificio, el merito y el esfuerzo deben ser claves para el progreso personal y que la pérdida de valores de la educación es alarmante y peligrosa. Y por ello no me considero ni burgués casposo ni fascista ni retrogrado. Y siempre que hablo de este tema, me viene a la cabeza la letra del famoso tango Cambalache:

    Hoy resulta que es lo mismo
    ser derecho que traidor
    Ignorante sabio o chorro
    generoso o estafador

    Todo es igual
    nada es mejor
    lo mismo un burro
    que un gran profesor

    No hay aplazaos
    ni escalafón
    los inmorales
    nos han igualao

    Si uno vive en la impostura
    y otro roba en su ambición
    da lo mismo que sea cura
    colchonero rey de bastos
    caradura o polizón

    Es curioso que te quejes (con razón) de que, por defender tus ideas sobre la austeridad económica, haya personas que menosprecien esas ideas diciendo que no sirven ni valen ni siquiera deben ser contempladas…. Y digo curioso porque la gente que como un servidor, somos detractores acérrimos de esas políticas neoliberales de austeridad, nos hemos sentido igual de menospreciados e infravalorados que tú durante muchísimo más tiempo. Y que se hayan menospreciado mis opiniones (y la de muchísima gente como yo) no pasa de ser meramente anecdótico, pero que se haya satanizado a gente como Pul Krugman o Joseph Stiglitz, economistas de reconocido prestigio, y por el contrario, se haya elevado a los altares informes como los economistas Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart (que luego un “alumno” ha desmontado por contener errores de bulto) me parece todo un signo de estos tiempos.

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