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sábado, 24 de septiembre de 2016

El Sáhara Occidental, en la encrucijada



Bandera de la República Saharaui en las calles de Argel


El presente 2016 está resultando complicado para el pueblo saharaui en su largo camino hacia la libertad y la independencia plenas.

A principios de año recordamos el cuarenta aniversario del abandono de facto por parte de España de lo que un día fue la provincia española del Sáhara Occidental: una parte integrante del territorio nacional en las mismas condiciones que Gran Canaria, Badajoz o Álava; un lugar en el que la gente tenía DNI, donde había un parador de turismo, al que volaban aviones de Iberia, y en el que circulaban pesetas.

También celebramos el cuadragésimo aniversario de la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática, la RASD, el 27 de febrero de 1976 en la localidad de Bir Lehlu, en lo que hoy en día es el Territorio ya Liberado del Sáhara Occidental.

Cuando llegó la primavera el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, visitó los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, en Argelia, y Tifariti, en el Sáhara ya Liberado, y reconoció públicamente lo obvio, cual es que Marruecos ocupa desde hace cuarenta años la mayor parte del Sáhara Occidental de manera ilegal, contraviniendo el Derecho Internacional y las resoluciones de la ONU.

Después asistimos perplejos a la rabieta política que las declaraciones de Ban Ki-moon produjeron en Mohamed VI, y a la represalia de Rabat en forma de expulsión del Territorio Ocupado del Sáhara Occidental del personal civil de la MINURSO, la misión de Naciones Unidas encargada desde 1991 de llevar a cabo el referéndum de autodeterminación en la antigua colonia española, que sin embargo durante los últimos veinticinco años no ha hecho otra cosa que retrasar sine die la resolución del conflicto saharaui en beneficio del ocupante marroquí y en contra del pueblo saharaui (¿será por eso que al final Rabat, como Roma, no paga a traidores?).

Luego llegó el verano, sufrimos la pérdida de Mohamed Abdelaziz, el histórico presidente de la RASD, y nos felicitamos por el nombramiento de Brahim Ghali, un histórico del Frente POLISARIO y héroe de la guerra de liberación contra Marruecos, como nuevo Rais y presidente de la República Saharaui.

Más adelante fuimos testigos de la violación por parte de Marruecos de los términos del alto el fuego firmado en 1991 con los saharauis al penetrar, ante la pasividad culpable de la ONU, en el Territorio ya Liberado del Sáhara Occidental en la zona de Guerguerat, junto a la frontera sur entre el Sáhara Occidental y Mauritania.

Llegamos finalmente al último trimestre del año constatando que probablemente la lucha del pueblo saharaui está cerrando un ciclo de veinticinco años caracterizado por la vigencia de una tregua trampa que solo ha beneficiado a Marruecos y que claramente ha perjudicado al pueblo saharaui, y por una interminable sucesión de promesas incumplidas que está acabando con las ilusiones y la paciencia de los saharauis, y a las que la única respuesta posible pasa por un cambio radical de estrategia y por la recuperación de la iniciativa por parte de los saharauis, si es que se quiere evitar que en pocos años su lucha por la libertad y la independencia plenas corra la misma suerte que otras causas justas hoy olvidadas, como las de los movimientos por la independencia del pueblo de Nueva Guinea Occidental o la de los tuareg de Azawad.

El pueblo saharaui en su conjunto, pero sobre todo los jóvenes que en toda su vida no han conocido otra cosa que la frustración de los campos de refugiados de Tinduf, o el exilio y el desarraigo lejos de su tierra, se merecen una oportunidad, se lo debe la comunidad internacional, se lo debe la sociedad española, pero sobre todo se lo deben sus mayores, porque mientras ellos pudieron elegir y luchar por la libertad, y luego optar por poner sus esperanzas en la tregua de 1991, a sus hijos solo les ha quedado hasta ahora la frustración, la rabia y la vergüenza.

Ha llegado el momento de que paguemos nuestra deuda con los jóvenes del Sáhara Occidental y les demos la oportunidad de ser los protagonistas de su futuro y de su historia. Se lo debemos.

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