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jueves, 17 de noviembre de 2016

"Habemus Trump"



   Pasado ya el terremoto político que estos días ha sacudido a los Estados Unidos, y de paso al resto del mundo, ha llegado el momento de empezar a asumir el hecho de que Donald Trump ha ganado las elecciones presidenciales norteamericanas y se ha convertido en el líder de la nación más poderosa de la tierra, aun cuando para muchos de nosotros éste sea un mal trago de difícil digestión.

Después de una larguísima campaña electoral, consecuencia no solo de su atípico sistema electoral, sino también de la reacción social de la América Profunda tras dos mandatos consecutivos de Barak Obama llenos de promesas incumplidas y de falta de consenso, los Estados Unidos han sorprendido al mundo con la elección como nuevo presidente de un magnate inmobiliario neoyorquino sin experiencia previa en política pero que, acaso por su trayectoria mediática, ha sido el único que ha sabido interpretar las esperanzas de millones de ciudadanos que añoran los valores, el progreso y la confianza en sí misma de la América de los tiempos de Ronald Reagan.

Ante esta verdad evidente, a los europeos no nos queda otra que reconocer el hecho de que una vez más hemos cometido el error de mirar a los Estados Unidos a través del prisma de nuestra visión y nuestros prejuicios, y hemos confundido la información con el análisis, y el análisis con la mera opinión, y de este modo hemos asumido erróneamente que los americanos pensaban lo que nosotros queríamos que pensaran. Pero resulta que no era así, y al otro lado del Atlántico han visto las cosas a su manera, porque lo que realmente querían no era que ganara Hillary Clinton, sino Donald Trump.

En cualquier caso, por mucho que queramos escandalizarnos ante el hecho irreversible de que Trump es el nuevo presidente norteamericano, y por muy populista, grosero y demagógico que nos resulte el personaje, en Europa en general, y en España en particular, deberíamos ser algo más prudentes con nuestros juicios, y no olvidar que por aquí también hay una buena colección de políticos parecidos a Trump, o acaso tan absolutamente opuestos a él que al final resultan igual de populistas, groseros y demagógicos, personajes que también se dedican a venderle a aquellos a los que les ha ido mal con la globalización y la crisis las soluciones simplistas que quieren oír, básicamente porque les eximen de toda responsabilidad y echan la culpa de sus problemas a "los otros", quienesquiera que esos otros sean...

¿O acaso es que por aquí no levantamos muros fronterizos con nuestros vecinos del sur, o no hay nadie que rechace el libre comercio y la competencia de los países emergentes para defender nuestros puestos de trabajo, o a ningún político se le ha ocurrido nunca decir que en cuanto pudiera nos sacaría de la OTAN y de la zona Euro?

Vamos, que mejor dejemos a los americanos con sus decisiones y sus problemas, que nosotros ya tenemos bastante con lo nuestro, ¿no?


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