
Así, mi amigo se cuenta
entre los que piensan que los que sufrieron en sus carnes con toda su crudeza
los efectos de ese terremoto económico y social lo hicieron por partida doble,
porque no solo tuvieron que pasar por todo aquello de manera injusta, pues no
fueron responsables de lo que ocurrió, sino que luego fueron también
maltratados más que nadie a la hora de diseñar y poner en práctica el remedio a
la crisis, porque fueron también ellos a quienes les tocó sacrificarse para
resolver la papeleta.
Por todo esto mi amigo es
de los que ahora se preguntan de buena fe qué hay que hacer para vivir de nuevo en este país como antes de la
crisis, y cómo podemos volver a aquellos tiempos en los que la clase media
podía sobrellevar las estrecheces y las diferencias sociales porque confiaba en
que el futuro siempre traería cada vez más bienestar y menos desigualdad, y en que
llegaría el día en el que sus hijos vivirían mejor que ellos, como ellos habían
vivido mejor que sus padres.
Y es que mi amigo es uno
de esos a los que los demagogos de promesa fácil llevan años convenciendo de
que lo que pasó aquí fue exclusivamente culpa de políticos corruptos que
robaron a manos llenas el bienestar de todos, pero que con otros líderes España
sería otra vez el nuevo país bíblico de la leche y la miel, un paraíso
contemporáneo con la renta de Alemania, el sistema de pensiones de Francia y la
educación de Finlandia, y encima con sol, playa, y terracitas para tomar el
aperitivo y unas tapas con los amigos.
Lo que pasa es que a mi
amigo y a los que piensan como él los profetas parlanchines se olvidaron de
explicarles que ni los alemanes, ni los franceses ni los finlandeses han
conseguido esas cosas a cambio de nada. ¿O acaso les dijeron que los alemanes
tienen una productividad de las más altas de Europa, que en Francia la
contrapartida de su generoso sistema de Pensiones es un déficit crónico y una
sanidad pública externalizada con médicos privados y con un copago
generalizado, o que en Finlandia la presión fiscal es mucho más alta que en
España y recae sobre todo en el IVA y el impuesto sobre la renta porque son
precisamente los gravámenes que pagan las clases medias?
Ciertamente la crisis
económica de los últimos años ha golpeado a amplias capas de la sociedad y ha
generado mucho sufrimiento, pero no es menos cierto que también ha hecho
aflorar en este país a un tipo de ciudadano que adolece de una desconcertante
confusión de valores:
- Culpa a los demás de todas sus desgracias, cuando en realidad vive en la sociedad más protegida y subvencionada de toda nuestra historia.
- Se ve a sí mismo como un cosmopolita que ha superado el concepto de Patria, pero en el fondo es un localista apegado al terruño.
- Cree tener desarrollada la flexibilidad y el sentido de la apertura a las nuevas ideas, pero al final añora una sociedad asistencial e intervencionista que murió hace ya décadas con el fin de la guerra fría y que nunca volverá.
Y lo peor de todo esto es
que mientras no seamos capaces de afrontar las verdaderas causas de la crisis
económica, pero sobre todo social y de valores, en la que estamos tampoco
podremos empezar a salir verdaderamente de ella después de ¿más de diez años
ya?
Pobre España...
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