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lunes, 29 de noviembre de 2021

Vivir como quien hace una fotografía




Cuando hacemos una fotografía tenemos el poder de controlar la luz que incidirá en la lente de la cámara y durante cuánto tiempo lo hará, elegimos el ángulo con el que queremos aproximarnos a la escena, y también establecemos a qué distancia queremos situarnos. Entonces, en el momento en el que presionamos el disparador, por un instante la yema de nuestro dedo, aunque sea torpemente, imita el poder de la creación, y a partir de la luz y el aire somos capaces de capturar la realidad y construir una visión, una sensación y una emoción, y tenemos el privilegio de decidir si queremos acercarnos o alejarnos, de establecer cuánta distancia poner entre la imagen y nosotros mismos, de elegir si preferimos distanciarnos de lo que representa o si, por el contrario, queremos zambullirnos de lleno en ella.

Pero cuando la fotografía está hecha y regresamos al mundo real ya no está en nuestra mano decidir de manera autónoma cuánto queremos exponernos a lo que pasa a nuestro alrededor, no podemos elegir qué perspectiva adoptar ante los acontecimientos que nos rodean, perdemos la capacidad de establecer a qué distancia de las personas y de las cosas queremos situarnos, y tampoco podemos decidir por nosotros mismos si alejarnos de las experiencias y las emociones o, por el contrario, meternos de cabeza en ellas.

A veces uno se pregunta cómo sería vivir la vida como quien hace una fotografía, cómo sería transitar por un mundo ordenado y sereno que siempre estuviera bajo nuestro control, un mundo de certezas en el que pudiéramos ir eligiendo a voluntad el enfoque y el encuadre de cada escena, el nivel de exposición y la distancia a la que colocar los pensamientos y los sentimientos, en el que fuéramos dueños de decidir cuánto quisiéramos llegar a involucrarnos y hasta qué punto querríamos atrevernos a ser vulnerables a las emociones y las personas.

¿Cómo sería la vida si pudiéramos escapar de la inseguridad y de la angustia, pero a cambio de renunciar también a la magia y a lo inesperado?


NOTA: Disparo 1/1250 s f/5.5 30.46 mm. ISO 160. Dispositivo DSC-RX100M2.



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