Breaking

miércoles, 4 de julio de 2018

Pedro Sánchez: la debilidad como política



En los años previos a la Guerra de Secesión americana, el Partido Demócrata, que tanto alardea hoy en día de defender valores progreso e igualdad, liderado en aquel tiempo por James Buchanan (quien además ocupó la presidencia de los Estados Unidos entre 1857 y 1861), con tal de mantener su base electoral a toda costa llevó a cabo una indecente política de contemporización  con los planteamientos esclavistas más reaccionarios, llegando al extremo de no solo aceptar la pervivencia de la esclavitud como institución en los Estados Unidos, sino incluso de apoyar la extensión de la legislación esclavista a los nuevos estados del Oeste que iban incorporándose a la Unión.

Sin embargo, nada de eso salvó finalmente al país de la fractura de la secesión del Sur y la posterior Guerra Civil que lo desangró durante cuatro años, ni por supuesto evitó que los demócratas se vieran alejados del poder durante décadas.

--------------------------------------------------------------

En septiembre de 1938 el entonces primer ministro británico Neville Chamberlain, a pesar de pertenecer al partido conservador, formación que hasta entonces siempre se había destacado por la defensa firme y sin complejos de los intereses del país, optó por una humillante política de apaciguamiento a nivel internacional frente al expansionismo militarista de Adolf Hitler y Benito Mussolini en Abisinia, Austria y Checoslovaquia, con la vana esperanza de salvaguardar la paz en Europa.

Sin embargo, las claudicaciones de Chamberlain de 1938, que se materializaron en la Conferencia de Múnich, no sirvieron para nada, y menos de un año después estallaba la II Guerra Mundial, que abocó al Reino Unido a seis años de horror y destrucción, y además supuso el principio del desmoronamiento del Imperio Británico.

--------------------------------------------------------------

A finales de mayo de 2018 Pedro Sánchez, secretario general el PSOE, presentó una moción de censura contra el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, líder del Partido Popular, justificando la medida por el nivel de corrupción política e institucional que se había alcanzado en el país, y alegando que, si finalmente era elegido presidente del gobierno, ejercería el cargo con plena independencia, sin ningún tipo de hipotecas, defendiendo solo los intereses de España y que a la mayor brevedad posible convocaría elecciones anticipadas.

Neville Chamberlain, James Buchanan y Pedro Sánchez.
Finalmente la moción de censura tuvo éxito, y Pedro Sánchez consiguió alcanzar la presidencia del gobierno de España con los 84 votos de su formación, el Partido Socialista Obrero Español, a los que tuvo que sumar los 67 diputados de Podemos, los 9 de Esquerra Republicana de Catalunya, los 5 del Partido Nacionalista Vasco, los 9 del Partido Demócrata Europeo Catalán, los 4 de la coalición izquierdista valenciana Compromís, los 2 de los independentistas vascos de Euskal Herria Bildu, y 1 del partido nacionalista de izquierdas Nueva Canarias.

Sin embargo, una vez en la presidencia del gobierno, Pedro Sánchez ha modificado totalmente su discurso, y entre las decisiones que ha hecho públicas hasta ahora destacan el renunciar a convocar elecciones anticipadas y pretender agotar la legislatura y gobernar hasta 2020; el ceder a las presiones del independentismo catalán levantando los controles sobre las finanzas de la Generalidad de Cataluña puestos en marcha por el gobierno central cuando se agudizó el desafío separatista en esa autonomía; el transigir con el traslado a cárceles catalanas (gestionadas, por cierto, por la Generalidad de Cataluña, que tiene esa competencia transferida, y administradas por tanto por el gobierno independentista de Quim Torra) de los políticos secesionistas catalanes en prisión preventiva por el intento de golpe de estado del 01 de octubre de 2017; el manifestarse públicamente dispuesto a atender las demandas del nacionalismo vasco para trasladar a cárceles de la Comunidad Autónoma Vasca a los terroristas de ETA que actualmente cumplen condena por sus crímenes; el reactivar toda una larga lista de medidas de corte populista para relanzar el revanchismo de la llamada "Ley de Memoria Histórica" de 2007 y de esta forma calmar las inquietudes revanchistas del izquierdismo radical de Podemos y Compromís; o el dar carta blanca a la izquierda radical para asaltar la televisión pública con el declarado objetivo de barrer a cualquiera que pueda estorbar su proceso de conversión en un instrumento de propaganda al servicio del populismo pretendidamente progre de Pedro Sánchez y sus socios parlamentarios de Podemos.

Y lo peor de todo no son las medidas que sí ha anunciado hasta el momento Pedro Sánchez, sino aquellas que no ha hecho públicas pero que se refieren a temas que sí son realmente importantes para la marcha del país: ¿tiene alguna idea para atajar el déficit y el crecimiento desorbitado de la deuda pública? ¿cómo piensa reorganizar la financiación autonómica? ¿qué piensa hacer para reequilibrar las cuentas de la Seguridad Social y garantizar en el medio y largo plazo la suficiencia del sistema público de pensiones? ¿Va a hacer algo para transformar el modelo productivo y conseguir incrementar los niveles de riqueza e igualdad de la economía española?

--------------------------------------------------------------

Pedro Sánchez debería haberse preocupado menos por llegar al poder a cualquier precio mediante una triunfante moción de censura el pasado 01 de junio de 2018, la primera presentada con éxito en Democracia desde la promulgación de la vigente Constitución de 1978, y más por defender los intereses de España y de los españoles.

Porque al final Pedro Sánchez terminó ganando su moción de censura con el apoyo de una sopa de letras de 8 formaciones políticas representando a las más heterogéneas ideologías del arco parlamentario (desde el derechista catolicismo militante del PNV al izquierdismo más radical de Podemos y Compromís, pasando por el secesionismo catalanista de ERC y PDeCAT, el independentismo vasco de Bildu, el nacionalismo de Nueva Canarias y el mar de contradicciones ideológicas que es hoy en día el PSOE), pero corre el riesgo de pasar a la historia como el político que más daño haga a nuestro país en décadas gracias a su rosario de propuestas cortoplacistas, populistas y mediáticas, cuando no simple y llanamente irresponsables, todo ello buscando solo satisfacer su ambición de ser presidente del gobierno a cualquier precio sin pasar por las urnas.

Quizá alguien debería hablarle a Pedro Sánchez del presidente norteamericano James Buchanan y del primer ministro británico Neville Chamberlain, más que nada para que tome nota de cómo les fue a ellos y no cometa sus mismos errores, por su bien, por el bien de su partido y, sobre todo, por el bien de nuestro país.