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lunes, 26 de agosto de 2024

La inmigración ilegal en España hoy





De acuerdo con los registros oficiales del Ministerio del Interior, en el periodo comprendido entre enero y agosto de 2024 llegaron a las costas españolas un total de 29.105 inmigrantes ilegales. Este dato, obviamente, solo incluye a los inmigrantes que no consiguieron desembarcar por sus propios medios y fueron detectados por los cuerpos de seguridad del Estado, pero no tiene en cuenta a los que sí tuvieron éxito y lograron entrar ilegalmente en España sin ser detectados. Por ello, la cifra real de inmigrantes ilegales llegados por mar en los ocho primeros meses del año con toda seguridad superará ya los 29.105 que reconocidos por el Misterio del Interior.

Para cuando termine 2024, los expertos estiman que la cifra de emigrantes ilegales llegados por mar y detectados podría llegar al menos a las 45.000 personas, con un incremento del 65% respecto del pasado año 2023. Y en lo que se refiere a la gestión de este flujo de inmigración ilegal por parte del Gobierno, en la actualidad solo el 3% de los inmigrantes ilegales que acceden a España por mar son objeto de expulsión o devolución.

Ante esta situación, que bien se puede definir como de una Crisis de inmigración ilegal en España, la solución que el Ejecutivo está planteando ante la opinión pública consiste en llevar a cabo una reforma puntual de la vigente Ley de Extranjería a fin de posibilitar la redistribución de manera coercitiva de los inmigrantes ilegales desde las territorios a los que llegan, y donde están saturando los recursos de acogida, señaladamente a día de hoy Canarias y Ceuta, al resto de Comunidades Autónomas del país, de manera que los ejecutivos autonómicos no puedan negarse a esta redistribución impuesta de inmigrantes.

Sin embargo, y para su disgusto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se está encontrando con el rechazo de la Oposición a su propuesta de reforma puntual de la Ley de Extranjería para poder llevar a cabo ese reparto forzoso de emigrantes ilegales por toda España; y ante esto el Ejecutivo y sus medios de comunicación afectos acusan a la Oposición de no colaborar, de no querer resolver el problema, cuando lo que en realidad ocurre es que la Oposición se niega a darle a Pedro Sánchez el cheque en blanco que quiere para cambiar la Ley de Extranjería a su gusto.

Y es que Sánchez debería entender que su visión de cómo afrontar la inmigración no es solo que no cuente con el apoyo de la Oposición, sino que tampoco es compartida por la ciudadanía, como lo demuestra que en este asunto su gobierno está en minoría en el congreso, que su partido, el PSOE, tan solo es el segundo partido en votos, y que la opinión pública rechaza mayoritariamente el buenismo en materia de inmigración ilegal que Sánchez defiende.

La reforma de la actual Ley de Extranjería en España es necesaria, pero lo que los ciudadanos esperan es que se haga justo en sentido contrario a lo que pretende Pedro Sánchez, y lo que demandan es que de una vez por todas se actúe de manera real y efectiva contra la inmigración clandestina, combatiendo la llegada de pateras y los saltos de la valla en frontera y expulsando a los inmigrantes que traten de entrar ilegalmente en España violando nuestras leyes.

Si quisiéramos buscar un precedente de lo que Pedro Sánchez quiere hacer en materia de inmigración en España habría que remontarse al Imperio Romano y al año 376 de nuestra era, cuando el emperador Valente (seguro que a Pedro Sánchez le encantaría la imperial comparación…) pactó con los pueblos godos que vivían en la Dacia, al norte de la frontera del Danubio, su entrada en territorio romano y su asentamiento al sur del Danubio a fin de que pudieran huir de los invasores hunos que asolaban sus tierras, y esto a cambio de que se integraran como mercenarios en las legiones romanas y de que aumentaran la base tributaria del fisco romano. El problema es que la operación diseñada por el emperador Valente no resultó como estaba previsto, y los godos le salieron respondones y se sublevaron. Tan solo dos años después de haber cruzado el Danubio, los godos derrotaron a las legiones romanas en la batalla de Adrianópolis, en la que murió hasta el propio emperador Valente.

Probablemente a muchos les parecerá una completa paranoia comparar la realidad de la inmigración ilegal en España en el año 2024 y a Pedro Sánchez con la entrada de los godos en el Imperio Romano en el 376 d. C. y el emperador Valente, pero nunca está de más tener en cuenta las lecciones que la historia nos enseña…

Hoy toda Europa está cambiando su política frente a la inmigración ilegal, pero Pedro Sánchez sigue instalado en un falso buenismo naif que enmascara su verdadera intención, que no es otra que desarrollar una estrategia para llevar a cabo la mutación de la sociedad española tal cual la hemos conocido hasta ahora, y hacerlo de espaldas a la voluntad de los ciudadanos, sin preguntar a los españoles en qué sociedad quieren vivir ni con qué valores y principios quieren que se rija su existencia.

Italia, Polonia, Dinamarca, Grecia, Hungría, Suecia o Alemania combaten ya la inmigración ilegal, mientras que España con Pedro Sánchez sigue mandando a los futuros emigrantes ilegales un mensaje de brazos abiertos y bienvenida, que no es otra cosa que una incitación de hecho a la inmigración clandestina, y genera un efecto llamada en toda regla.

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