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jueves, 9 de enero de 2014

España, ¿país cainita, patria madrastra?



Históricamente España ha sido un país peculiar por algunas cosas (si bien no en tantas como a veces nos creemos los de aquí…): unos horarios de comida que casi todos nuestros vecinos consideran endiablados; nuestra enorme afición a hacer la vida en la calle (no necesariamente a hacer la calle, entiéndase bien…); una inclinación casi sobrenatural por la actividad nocturna y el poco dormir (¿en qué otro país del mundo el prime time televisivo empieza a las 22:30 o hay restaurantes en los que con toda naturalidad se puede estar cenando a medianoche?); y también por la carencia casi absoluta en nuestra sociedad civil de un espíritu colectivo, constructivo, solidario, o algo que se le parezca. De esta manera, España se ha convertido en un país cainita, que, en vez de ser una madre patria justa y benévola con los suyos, se ha transformado en patria madrastra, injusta, cruel, e insensible.

Así, en este viejo y querido solar asumimos con naturalidad, y aun con condescendencia, comportamientos que a los ciudadanos de cualquier país civilizado les resultarían intolerables:
 
- Somos un pueblo de pícaros y ladrones, donde lo público no existe y obtener gratis aquello por lo que se debería pagar se disculpa, e incluso se aplaude; defraudamos al fisco, nos colamos en el metro, sisamos al hacer la compra, nos callamos cuando nos cobran de menos, nos llevamos a casa el papel y los bolígrafos de la oficina, nos quedamos con lo que encontramos abandonado en la calle, mentimos para conseguir subvenciones, y si podemos nos vamos de los bares sin pagar. 
- Somos gente envidiosa, visceral y sectaria, que disfruta con la desgracia ajena y desprecia la honradez y el esfuerzo; cuando viene una crisis optamos por el igualitarismo mezquino del indignado con la prosperidad del otro en vez de reconocer nuestros fallos, nuestras miserias, y el esfuerzo que cada uno ha hecho para ganarse lo que tiene.

- Somos gente relativista y sin valores, cuyas convicciones duran lo que tarda en presentarse la ocasión de que nuestro egoísmo nos haga aparcarlas; despellejamos a los que se rigen por una ética y unos principios, nos burlamos de las creencias y los ideales de los que aun los tienen, hemos hecho del nihilismo moral nuestra norma de conducta.

- Somos gente perezosa, que no valora el esfuerzo ni siente orgullo por el trabajo bien hecho, que se escaquea, que busca atajos, que elude sus obligaciones a la primera de cambio; el absentismo laboral es un deporte nacional, le reímos la gracia a nuestros hijos cuando copian o faltan a clase, nos choteamos del que se esfuerza para obtener resultados, despreciamos al que ahorra para su jubilación, llamamos mezquino al que gasta solo lo que tiene.
   
Y siendo así, pícaros, ladrones, sectarios, viscerales, relativistas, amorales, perezosos y derrochadores,

- ¿Todavía no entendemos por qué llevamos años sufriendo a los mismos políticos populistas, corruptos e incapaces, a pesar de lo cual nos hemos dejado engañar por ellos y les hemos votado una y otra vez?

- ¿Todavía buscamos culpables de que nuestro país esté arruinado, aunque somos nosotros mismos los que lo hemos esquilmado, y a los que nos parecía de fábula que durante años los políticos populistas nos ofrecieran servicios gratis total como si fueran magos sacando conejos de una chistera infinita, mientras nosotros no les preguntábamos ni la hora, y mucho menos les pedíamos cuentas?

- ¿Todavía pretendemos salir del hoyo en el que estamos echándole la culpa a los otros, siempre a los otros, que bien pueden ser los inmigrantes, los banqueros, la globalización, los alemanes, los sindicatos, los especuladores, los chinos, la policía, los que aun tienen trabajo, los parados que lo perdieron, los hombres, las mujeres, los moros, Madrid, los paraísos fiscales, los mendigos, los artistas, los americanos, los catalanes o el Papa?

Porque quizá España se ha vuelto un país cainita y una patria madrastra, no por una fatalidad, ni tampoco por un cataclismo imprevisible, sino simplemente porque nosotros mismos lo hemos echado a perder, y ahora es a nosotros, solo a nosotros, a quienes nos toca levantarlo, sacarlo adelante, y darle un futuro.


1 comentario:

  1. Capea.
    Me indigna la actitud de la mayoría de Españoles que culpa a sus políticos de todos y cada uno de sus males.
    Porque, para empezar, sus políticos también son Españoles, que Chinos no son.
    Sus males son ellos mismos, su actitud, su banalidad perpetua, su rabia hacia el éxito ajeno, su egoísmo exacerbado-que se joda el resto, yo vivo de lujo así que viva Rajoy, que por mi esta bien(si conozco que siente de ese modo y no lo oculta) al contrario, presume de su éxito y su bienestar en tiempos de crisis cuando el resto esta jodido y sufriendo....(esto es único de España) ni siquiera he visto actitud tan terrible en países del exbloque del Este.
    Es el carácter del pueblo, atrévete a ser distinto a las mas burlones y disfruta tu lapidación en vida.
    Luego di la verdad, y te dirán idiota, flipado, loco, de que vas? así que claro, mejor callarse y seguir berreando como otra ovejita mas...
    Esto no era una excusa del PP, que menudos cabrones, sino para decir que hacen, lo que haría una gran cantidad de Españoles si estuviera en su puesto y.

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